Apacible Armonía

La obra escultorica de Rafael Rubio es única por muchas razones. Es un artista atípico. Y su misma trayectoria vital y artística es sorprendente.
Hace años, cuando ya vivía en Cataluña, se encargó de cambiar parte del paisaje local en dos parques de Cabra.
Precisamente Cataluña es el punto de partida de su formación artística.
A ello se unió su interés y su curiosidad por crear belleza de los materiales más humildes y cotidianos. Su conocimiento de los materiales y su destreza con las herramientas completó su formación.
El, que había comenzado como escultor figurativo siguiendo los cánones de este tipo de escultura , de pronto descubre la belleza y la armonía de materiales de derribo encontrados a veces en sitios tan sugerentes como las escombreras.
Con esos descubrimientos ocasionales y su habilidad y sensibilidad fue produciendo a lo largo de los años una serie de obras que han llenado cada uno de los rincones de su casa de sorpresas artísticas que tienen su sello personal pero que enlazan con muchas de las obras de la escultura contemporánea.
Y por eso resulta tan sorprendente que obras concebidas y realizadas a partir de «objetos encontrados» de hierro, piedra, madera y cemento, tengan tanto en común con las obras de los grandes nombres de la escultura del siglo XX.

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