Exposición del suelo al cielo

Cada nueva muestra de esculturas de Jesús Montoya es una sorpresa a la que llegamos desarmados ante el derroche de trabajo serio y lúdico al mismo
tiempo que este artista desarrolla.
Lo primero que me vino a la mente al conocer la obra de Jesús Montoya fue la conexión con artistas como Blake, Max Beckmann, George Grosz, Otto Dix y Marc Chagall, por citar sólo algunos.
Jesús Montoya tiene fundamentos artísticos. Y es un magnífico dibujante.
Pero a partir del dibujo, recreando cuerpos más allá de lo posible, podemos apreciar
su dominio de la anatomía, para después transformar sus personajes en dibujos tridimensionales reales y tangibles. La magnífica labor de policromado hace el resto.
Jesús Montoya crea una obra de arte al límite que se nutre de todos los elementos de los maestros del dibujo, del lenguaje de los cómics, produciendo unas imágenes transgresoras que tienen a veces el aire de las figuras religiosas del barroco pasadas por una mirada entre poética y punk, cercana a la plástica del horror, pero con una finura y elegancia en las formas que hacen que cada obra nos atraiga precisamente por esa mezcla.
No es un escultor complaciente. Gira, retuerce, mezcla y crea todo un universo. Su actividad creadora refleja su pasión por un mundo en el que lo mágico es un ingrediente básico. Sabe manejar sus fuentes, sus referencias, ese bagaje imprescindible para llegar a tener una voz propia.
Ver la obra de Jesús Montoya es sumergirse en un mundo de sueños y de poesía. Una obra con un sello inconfundible que nunca te deja indiferente.

Podeis ver el catalogo aqui.

Deja tu comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios.