Intentaremos comparar aquí la Semana Santa actual con la de principios de siglo, tal y como la describe Diego Jerez Justicia en su trabajo “El drama sacro en Cabra del Santo Cristo, a comienzos de siglo”, documentado con unas interesantísimas fotografías de Arturo Cerdá Rico, las que como en otros apartados de esta página web nos ayudan a conocer nuestra historia, pues se trata de una fuente inagotable de datos.

DOMINGO DE RAMOS

Empezaba la Semana Santa con la bendición de las palmas y la procesión alrededor de la plaza. Acompañaban al párroco, el alcalde y personas principales con sus gruesas capas de paño, la banda de música y los numerosos chiquillos que esperaban el final para obtener palmitos con los que harían luego los “trepasones”, “faroles”, “lagartos”, cruces, etc. Las palmeras rizadas por familias que se transmitían la técnica o “peinadas” o al natural eran colgadas de los balcones.

Actualmente perduran muchas de estas costumbres, aunque se ha alargado el recorrido de la procesión y desde hace algunos años existe una cofradía “la Borriquilla”, que es la que se encarga de la organización de la misma. A la imagen de Jesús en su entrada triunfal en Jerusalén, la acompañan banda de música y nazarenos con túnica blanca y capa y capirote rojo.

MIERCOLES SANTO

Por la noche sale un viacrucis en el que participa mayoritariamente la gente joven del pueblo; portando a hombros la talla de un crucificado.

JUEVES SANTO

Este día callaban las campanas hasta el Sábado de Gloria, recordando la soledad de Jesús abandonado por sus Apóstoles y eran sustituídas por la “carraca” que con su rueda dentada de madera emitía un ruído al ser volteada por los monaguillos, que recorrían el pueblo avisando a los distintos cultos. Por la tarde acudían al lavatorio de Pilatos doce miembros de las cofradías de Nuestro Padre Jesús y de la Virgen de los Dolores, vestidos de nazarenos y llevando de bandolera una toalla de lino bien nutrida de bordados que era muchas veces la toalla más preciada del ajuar; salían de la casa del Hermano Mayor y llegaban en procesión a la iglesia.

Tras el lavatorio salía la procesión del “Tropiezo” que sacaba la imagen de Nuestro Padre Jesús al que le era quitada la cruz, con San Juan. Esta procesión llegaba por la calle Real hasta la ermita de San Marcos.

Esta procesión representaba el proceso a Jesús; desfilaba sin banda de música, iban unos grupos de nazarenos tocando unas trompetas de color plomizo, de gran tamaño, que eran conocidas como ”trompetas roncas” y que emitían a lo largo del recorrido unos ruídos ensordecedores.

En la actualidad se sigue celebrando el lavatorio Pilatos –esta costumbre nunca ha llegado a perderse, aunque ahora los nazarenos que asisten, son comisarios nombrados por la hermandad de Nuestro Padre Jesús-, la procesión del tropiezo ha sido recuperada después de varias décadas sin salir, aunque al haber desaparecido la imagen de San Juan, ésta no sale; lo que sí que se ha perdido son las trompetas roncas, algo que sería importante recuperar.

A todas las procesiones asistían unas parejas de ángeles vestidos con peluca, alas y túnicas, blancas los de la “embajada” de Nuestro Padre Jesús Nazareno o negras las de la Virgen de los Dolores. Su misión era ir recitando unos versos alusivos a la Pasión, a lo largo del recorrido. Estos versos se transmitían de padres a hijos de determinadas familias que tenían como misión instruír a los “angelillos” con cierto tiempo de antelación.

VIERNES SANTO

La procesión de la “Madrugá” salía a las tres de la mañana de la Iglesia Parroquial. Muchas familias habían velado toda la noche en el monumento. Se decía el Sermón de las Siete Palabras. La procesión portaba a Nuestro Padre Jesús, San Juan y la Virgen de los Dolores. San Juan llevaba una palma rizada o labrada del Domingo de Ramos. Se dirigía a las peñas del Calvario y en el lugar denominado “el Nacimiento” se hacía el “encuentro” de la Virgen con Jesús Nazareno. A esta procesión la acompañaban los ángeles blanco y negros o “embajadas” que recitaban en las diversas paradas o esquinas las Coplas para el Calvario.

En nuestros días sale esta procesión a las siete de la mañana, Nuestro Padre Jesús y la Virgen de los Dolores acompañados por nazarenos de sus correspondientes cofradías “los moraos y los negros”, como también son conocidas por el pueblo. Lleva banda de música y el recorrido es el mismo que describe D. Diego Jerez. Se ha perdido el Sermón de las Siete Palabras y la interesante tradición de los “angelillos”, aunque todos los versos y coplas que recitaban se conservan en la actualidad gracias al trabajo del citado paisano.

Por la tarde. El entierro de Cristo que presidía el Ayuntamiento entonando las “embajadas” de ángeles las “coplas para el entierro”.

En la actualidad sale el Santo Entierro acompañado de la Virgen de los Dolores y sus respectivas cofradías de penitentes.

La noche del Viernes Santo la procesión de la Soledad, austera, seguía un largo itinerario con largas filas de fieles y nazarenos que se tapaban la cabeza con una caperuza sin capirucho, que ha sido introducido con posterioridad.

En nuestros días sigue siendo así; quizá sea la procesión con más fervor popular de la Semana Santa por la asistencia de fieles y por cantidad de coplas y saetas que se entonan. Todavía perdura en muchas familias la costumbre de cenar la tradicional torta de magdalena con chocolate antes de asistir a la procesión.

SABADO DE GLORIA

El Sábado de Gloria repicaban las campanas y en la puerta de la Iglesia se disparaban las escopetas al aire.

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

La cofradía del Resucitado –de reciente creación- saca a su imagen titular, comprada por suscripción popular, acompañada de hermanos con túnica y capa blanca y banda de música. Tiran gran cantidad de cohetes a lo largo del recorrido y al llegar a la plaza se produce el encuentro de Jesús Resucitado y su Madre, con gran estruendo de tracas y suelta de palomas. Esta procesión se ha convertido en una de las más lucidas de nuestra Semana Santa.

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