En 1587 dan comienzo las obras; si bien avanzarían lentamente hasta 1637, año a partir del cual la rápida devoción que suscitó en la localidad, el lienzo del Santísimo Cristo de Burgos, animó al entonces prior de la parroquia, el Doctor Francisco Palomino de Ledesma, a impulsar un proyecto de mayor magnitud. El lienzo, propiedad de D. Jerónimo de Sanvítores y de la Portilla, llega accidentalmente a esta villa tras ser nombrado, este noble burgalés, corregidor de Guadix. Se trataba de una copia del Cristo de Burgos, talla que se venera hoy en la catedral de esa ciudad. El relato de una serie de sucesos milagrosos, se extendió por Andalucía oriental, y una vez el lienzo es donado a esta parroquia, serán muchos los peregrinos que se acerquen a ella, generando una elevada cantidad de donativos que, bien gestionados, aceleraron el ritmo de la construcción. El proceso de edificación y amueblamiento del templo es muy amplio, no finalizando hasta inicios del siglo XIX con la construcción de la sacristía. Las obras comienzan por los pies; así, ya avanzado el siglo XVII, se había levantado la fachada principal y los dos primeros cuerpos de la torre, el coro y las dos primeras capillas laterales. En el siglo XVIII, se erige la cabecera (donde se halla el altar), el cuerpo de campanas y las dos capillas laterales restantes. Para Lázaro Gila Medina, al que seguimos en este texto, estamos ante un interesante ejemplar del barroco andaluz, aunque en algunos detalles puntuales, aflora el neoclasicismo.
La planta es una cruz latina inscrita en un rectángulo, llamada por ello “de cajón”, propia del barroco. Se levanta bajo la advocación de La Expectación de María, y desde 1637 es también santuario del Stº. Cristo de Burgos. A lo largo del siglo XX sufrió la pérdida de muchos de sus bienes muebles, buena parte de las pinturas y los retablos de las capillas laterales, que no se conservan. No obstante, la iglesia fue declarada monumento histórico –artístico de carácter nacional (Real. D. 3306/1981); hoy, Bien de Interés Cultural. La documentación del archivo parroquial, desde el mismo siglo XVI, se conserva íntegra.
NAVE CENTRAL Y CORO.
En este punto, se observa el interior, de una gran sencillez decorativa. Los muros de mampostería enlucida, se separan de la bóveda de cañón que cubre la nave, por una cornisa de cantería. Volviendo la vista hacia atrás, se observa el coro, diseñado por Eufrasio López de Rojas, y sostenido por un gran arco elíptico rebajado. Del órgano (para verlo completo se habrá de caminar hasta el crucero- nº8- ) se conserva la caja, estilísticamente del Barroco final o Rococó. Realizada por Pedro Alejo Quiñones, hacia el año 1770, se mostraba en blanco; desde 1966 se presenta con una capa de purpurina.
CAPILLA DE D. FRANCISCO PALOMINO DE LEDESMA.
Es cedida en propiedad en 1649, por el obispo de Jaén al prior, el Dr. Palomino de Ledesma, rector y capellán mayor del santuario. Su escudo de armas se observa en la pared frontal. Destacan las dos pinturas. A la derecha, Santiago Apóstol en Clavijo, uno de los cuadros originarios que se conservan, realizado por Juliana Martínez (según puede leerse en la rodela de un musulmán) en la segunda mitad del siglo XVII. En el muro izquierdo la Anunciación, se trata de un boceto muy avanzado del siglo XVIII.
CAPILLA DE SAN BLAS.
El retablo es una obra en yeso erigida en la década de 1950. Destacan, en el espacio central San Blas, con una magnifica policromía de tonos puros, en la hornacina derecha San José. Ambas atribuidas al imaginero granadino Domingo Sánchez Mesa. En el extremo derecho, la Virgen de los Remedios (patrona de Jimena), modelada en barro, obra de Francisco Palma Burgos. Decoran los muros, dos lienzos, a la izquierda San Bernardino, a la derecha el cuadro de la Procesión del Milagro del Sudor del Santo Cristo. Relata el único milagro del Stº. Cristo de Burgos reconocido como tal por la autoridad eclesiástica; se trata de la procesión de rogativas de 1698, poco tiempo después hubo de pintarse.
CAPILLA DEL CRISTO DE LOS CAÍDOS (ANTIGUA CAPILLA DE ÁNIMAS).
Levantada en el siglo XVIII, su retablo se erige en 1945, por el citado Sánchez Mesa, quien también realiza la talla de Crucificado, que aloja en su interior. De gran clasicismo, tiene una sola calle flanqueada por dos pares de columnas de orden compuesto. En los muros laterales, en el izquierdo, el Nazareno, lienzo que junto a su marco forman parte de las obras originarias que se conservan. A la derecha un cuadro de la Soledad, donado a la parroquia, en 1987.
PÚLPITO.
Levantado en ricos mármoles durante la segunda mitad del siglo XVIII se conserva en su integridad, excepto el tornavoz (la pieza a modo de techo), construido en 1945 por Sánchez Mesa. La plataforma octogonal que lo conforma descansa en un elegante pilar de mármol. El zócalo de la escalinata es de placas de mármoles embutidos.
ANTIGUO RETABLO DE SANTA ANA.
Procedente de una desaparecida iglesia de esta localidad, fue construido a comienzos del siglo XVIII, siendo el más antiguo de todos. Su autoría es desconocida. Con una decoración muy elaborada de tipo vegetal sobre fondos dorados, el cuerpo inferior se divide horizontalmente en tres hornacinas separadas por columnas corintias. Sobre la hornacina central un frontón, desde el que se alza el ático que aloja en su interior una pintura de San José con el niño. De las tres tallas que en él se encuentran, destaca el Corazón de Jesús, realizado por Manuel González Mesa en 1946.
RETABLO DEL NAZARENO.
De mediados del Setecientos, sus autores fueron el entallador José Barrera y Juan de Romera. Quedó en blanco, sin dorar, si bien desde 1966 se presenta con una capa de purpurina. De gran desarrollo vertical, en el cuerpo inferior una hornacina, originada por dos columnas a modo de estípites, aloja una talla de vestir el Nazareno, obra de Domingo Sánchez Mesa. En la hornacina del cuerpo superior, se halla San Carlos Borromeo, (hoy en restauración) en la línea de la escuela barroca granadina, es una de las tallas originarias que se conservan.
Cuatro gigantescos arcos torales de cantería conforman el espacio del crucero. Como arquitecto diseñador de este espacio y de toda la cabecera, se apunta a Juan Bolarín. Sobre pechinas ovaladas se levanta el anillo base de la cúpula de media naranja, que en lugar de linterna presenta una piña de madera ricamente tallada. Destacan en las pechinas, los Evangelistas, se trata de pinturas sobre cuero en forma de óvalos, de mediados del siglo XVIII.
PRESBITERIO Y RETABLO DEL CRISTO DE BURGOS.
Ocupando la Capilla Mayor, se erige sobre un zócalo de mármol, el retablo del Cristo de Burgos, que a excepción de las pinturas y de ciertos detalles puntuales, se conserva íntegro. A su ejecución material, llevada a cabo entre los años 1754 y 1757 por el entallador Francisco Briones, contribuyeron los donativos de cofradías y particulares. Se apunta a Blas Antonio Moreno, como su diseñador. En 1760 Luis de Melgar lo termina con el proceso de dorado. Verticalmente queda dividido en tres calles principales marcadas por cuatro enormes estípites que arrancan de grandes ménsulas. La calle central acoge un gran pabellón resaltado y rematado por una corona; en él va colocado el venerado lienzo, patrón de la localidad, realizado en 1986 por Francisco Cerezo Moreno y sustituye al original destruido en 1937. Bajo el mismo, un riquísimo manifestador con espejos. Remata la calle central una ampulosa hornacina con una talla de la titular de la parroquia, Nuestra Señora de la Expectación, obra de 1960 del taller de Navas Parejo. En las hornacinas de las calles laterales y en sustitución de los lienzos originarios, aparecen San Pedro y San Pablo en el cuerpo inferior, y San Miguel y San Sebastián en el superior, pinturas realizadas por Jacinto Linares Talavera en la década de 1980. Para Lázaro Gila Medina, el barroco andaluz de los últimos momentos tiene en este trabajo uno de los ejemplos más significativos. Destacan, en las paredes del presbiterio dos lienzos de gran valor artístico, San Agustín, a la izquierda, San Ambrosio a la derecha, anónimos de mediados del siglo XVII.
RETABLO DE LA INMACULADA.
Realizado a mediados del siglo XVIII, también por José Barrera y Juan de Romera, (véase nº 7). Aquí, los estípites han sido sustituidos por columnas. Quedó en blanco, sin dorar, si bien desde 1.966 se presenta con una capa de purpurina. Preside el retablo la Inmaculada, talla debida a Sánchez Mesa de mediados de la década de 1940.
RETABLO DE LA DOLOROSA
De estilo neoclásico, fue realizado por Francisco Suárez en 1822. Dos grandes columnas de orden corintio compuesto sostienen un frontón triangular que acoge a un inmenso sol, en alusión a Cristo. En la hornacina central, se venera una talla de vestir, anónima del siglo XIX, la Virgen de los Dolores. La mesa de altar es fruto de una intervención reciente.
CAPILLA DE LA VIRGEN DEL CARMEN.
Levantada en el siglo XVIII, fue cedida por el obispo de Jaén a Francisco González, racionero de la catedral jienense. El retablo actual es construido en la década de 1950 en un estilo neogótico. Preside el retablo una talla de la Virgen del Carmen, a los lados Santa Teresa y San Juan de la Cruz, todas ellas realizadas en el siglo XX. En la pared derecha, un lienzo de San Antonio de Padua, donado a la parroquia en 1988.
CAPILLA PENITENCIAL (ANTIGUA DE LA VERACRUZ).
Destaca, sobre su muro izquierdo, la Sagrada Familia con San Juanito, obra adscrita por su estilo en el manierismo italiano de la segunda mitad del siglo XVI. Se trata del cuadro más antiguo que se conserva. Centra la composición la Virgen sentada que con su mano izquierda sostiene a San Juanito que lee un libro que el Niño Jesús lleva entre manos. En la pared derecha, una copia del Cristo de Burgos, obra de Agustín Cruz, realizada en 1985.
FACHADA PRINCIPAL Y CAMPANARIO.
De aire clasicista, sus dos primeros cuerpos fueron trazados en 1642 por Juan de Aranda y Salazar. En el inferior, un frontón triangular “roto” recoge una leyenda alusiva al prior Dr. Palomino de Ledesma. En la hornacina, una reciente escultura de la Dolorosa sustituye a una anterior talla destruida en la Guerra Civil Española. A ambos lados, el escudo de armas de D. Jerónimo de Sanvítores, patrono de la capilla mayor. Más arriba, otro frontón triangular y curvo superpuestos y rotos albergan el escudo del obispo de Jaén, el cardenal Moscoso y Sandoval, patrocinador de las obras. El tercer cuerpo es un simple vano añadido por Eufrasio López de Rojas (ver nº1); a la derecha se erige un murete de cantería coronado por una enorme bola maciza, como solución a la no terminación de una segunda torre.
En 1798 se concluye la construcción del cuerpo de campanas, una obra relevante del neoclasicismo, siendo maestro de obras Ángel Vidal. Cuatro arcos de medio punto peraltados sobre una base de esquinas achaflanadas, dan paso a una original cúpula peraltada a base de anillos concéntricos.
PUERTA DEL SOL.
Diseñada por Eufrasio López de Rojas y construida entre 1660 y 1665 a fin de dar mayor fluidez a la circulación de peregrinos. Se divide en dos cuerpos separados por un frontón curvo, hoy desmantelado. En el superior una hornacina, hoy un ventanal, sobre el que se sostiene un frontón curvo y roto; a ambos lados el escudo de armas de D. José de Sanvítores y de la Portilla Alonso, hijo del citado D. Jerónimo y patrono del santuario en ese momento.