953 39 70 02
Para ir al puente de Tierra hemos de tomar la carretera que desde Cabra se dirige a Úbeda y coger el carril que a unos 4 km se dirige a los Pinares de Jódar. Al comienzo de este carril, tras una leve bajada podemos dejar los coches junto al lugar donde había unos invernaderos y comenzar nuestra caminata por el carril que parte a nuestra derecha y que se dirige al cortijo del Bizco. Continuas subidas y bajadas en una zona muy árida y áspera por cotas que en ocasiones bajarán de los 600 metros, de ahí que la vista de las montañas y cerros cercanos los agigante. Cambia la longitud dependiendo si la hacemos circular (17 km), o ida y vuelta (12 km).
descarga el track
Resulta fácil llegar hasta el puente de Tierra, aunque hace algún tiempo que vallaron una finca y se nos complica un poco la cosa, no obstante, si seguimos la ruta que enlazamos por gps no debemos tener mayores dificultades. Aprovecho para agradecer al club de montaña “La Pandera” y a avhinojosa la magnífica descripción y el trazado de la ruta a la que enlazo:
Casi todo el recorrido es cómodo de caminar, pues discurriremos por carriles, excepto la zona por la que continuaremos tras el puente de Tierra, donde tendremos que emplearnos en transitar por terrenos algo inestables, pasando por zonas un tanto expuestas, aunque nada complicado para aquellas personas habituadas a caminar por el campo. Es ésta precisamente la zona más atractiva, la junta de las ramblas del Collados y del Bizco que conforman la rambla Grande, donde, a poco que estemos atentos encontraremos numerosos fósiles.
Por el lecho de la rambla transitaremos hasta ascender bruscamente en busca del camino del Guijo, para después salir al carril que discurre junto a la zona forestal de los Pinares, también llamado de los Collados, que nos llevará de vuelta a nuestros vehículos, eso sí, pasando muy cerca del vértice geodésico de las Altarillas, por lo que si aún nos quedan ganas podemos “redondear la faena” subiendo a este inmejorable balcón para divisar la cara Sur del macizo de Mágina y el valle del Jandulilla.
Estos terrenos son jóvenes geológicamente hablando, pues se trataba de cuencas sedimentarias marinas y cuando bajó el nivel del mar de Tetis, así quedaron. Margas, yesos, areniscas, o limos conforman las llamadas “Badlands” que convierten la zona en un reto para el crecimiento de las plantas, de ahí que sólo prosperen aquellas que mejor se adaptan a este tipo de suelos salinos.
En el proceso de formación de las caprichosas formas intervinieron materiales duros y blandos, encargándose la erosión del resto. La arenisca (dura) se mezcla con los limos (blandos) y al no convertirse en roca, la arenisca soportó la erosión mientras que los limos fueron arrastrados, dando lugar a curiosas formaciones como el puente de Tierra y otras como los próximos Torcales, situados en la margen derecha de la Rambla del Bizco. Unas formaciones que conforman una extensa superficie horadada con enormes pozos contiguos (simas) que descienden decenas de metros en vertical y suponen un auténtico peligro para quienes no extremen la precaución.
Algunos ejemplares de pino autóctono se pueden ver entre los vertiginosos barrancos, mientras que el pino carrasco de repoblación ha conseguido colonizar extensas superficies antaño ocupadas por atochares. Es precisamente el atochar un hábitat amenazado por los cultivos y las repoblaciones, pues pese a su árido aspecto resulta el lugar idóneo para algunas especies escasamente representadas en estos lares. Es el caso de la ortega, un ave propia de zonas esteparias.
Los ásperos territorios que confinan Mágina con Cazorla conforman una franja donde el paisaje impacta por contradictorio. Lugares inhóspitos, pero bellos, donde diversas especies, especialmente aves, encuentran aquí un hábitat único en la región.